y no puede parar...
Cansados ya de creer en la casualidad, fuimos en busca de lo ajeno. Y por ahí en la vuelta de una esquina nos encontramos. Por ahí en algún lugar me di cuenta que el cielo no era el cielo y que el suelo por donde caminaba estaba en lo alto flotando por allá donde no muchos conocen. No he caído y aún no caigo. Pues esquinas hay muchas, pero personas con quien encontrarse y cruzar caminos son muy pocas
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